Los recientes ataques de los alcaldes de Montenegro y Quimbaya contra el gobernador del Quindío no solo carecen de fundamento, sino que también desconocen la realidad de una gestión que ha transformado la vida de miles de ciudadanos. La frase «es mejor tener agua que gobernador», pronunciada por el alcalde de Montenegro, no solo es una falacia, sino que ignora descaradamente que el acceso al agua potable en el municipio es el resultado del trabajo articulado de administraciones anteriores, incluyendo la labor del hoy gobernador cuando se desempeñó como secretario de infraestructura del departamento.
La historia no se puede borrar con declaraciones oportunistas. El problema del agua en Montenegro fue una deuda histórica que afectó a la comunidad por más de 30 años. Fue el gobierno departamental, bajo la dirección del actual gobernador en su paso por la secretaría de infraestructura, quien impulsó y materializó la solución definitiva. Gracias a su liderazgo, se diseñó, construyó y puso en funcionamiento, a través del PDA, la nueva planta de tratamiento, asegurando agua potable de calidad para la comunidad montenegrina.
Los mandatarios locales deberían recordar que este proyecto, que inició en la administración anterior, fue concluido con éxito gracias a la gestión de quien hoy lidera el departamento. Los habitantes de Montenegro no pueden permitir que se manipule la verdad ni que se minimice el esfuerzo de quienes trabajaron incansablemente para solucionar un problema estructural que durante décadas fue ignorado.
El llamado es claro: los alcaldes deben dejar de lado los egos y el protagonismo político para enfocarse en lo verdaderamente importante: la calidad de vida de los ciudadanos. La historia no se construye con discursos populistas, sino con hechos concretos. El gobernador del Quindío ha demostrado con acciones que su prioridad es el bienestar del pueblo, mientras que otros solo buscan excusas y confrontaciones mediáticas sin sustento.
Es momento de trabajar, no de desinformar.